Los enfrentamientos se produjeron después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenara intensificar las operaciones del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) y desplegara cientos de tropas de la Guardia Nacional, lo que provocó indignación en las principales ciudades.
Solo en Los Ángeles, 27 personas fueron arrestadas, y el jefe de la Policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, condenó la violencia, que incluyó cócteles molotov y piedras lanzadas a los oficiales. El lunes, escenas de coches en llamas y autopistas bloqueadas se apoderaron de la ciudad, mientras las fuerzas federales usaban balas de goma y gas lacrimógeno para dispersar a las multitudes.