La temporada de maratones está a la vuelta de la esquina, pero ¿qué le sucede a tu cuerpo al enfrentar la exigente carrera de 42,2 km?
La temporada de maratones en Europa ya está aquí. El domingo, los principales protagonistas del continente y de otros continentes cerrarán sus ciudades para que cientos de miles de corredores puedan sacar a la calle el trabajo de meses de entrenamiento, ya sea en busca de una marca personal, de una nueva medalla para colgar en el pasillo o simplemente para poder decir que estuvieron allí.
Mientras que pruebas como el Maratón de París y el Maratón de Viena ya han tenido lugar, ciudades como Londres y Manchester cerrarán sus principales carreteras este fin de semana para que los corredores -desde la élite hasta el corredor cotidiano- puedan perseguir esos codiciados 42,2 km.
Correr un maratón, sin importar tu nivel, es sin duda un desafío largo y exigente. Pero, ¿qué implica exactamente este reto físico para la mente, el cuerpo y, si se me permite decirlo, el alma?
1. Realmente adelgazarás
Varios estudios sugieren que se puede perder hasta medio centímetro en el transcurso de un maratón (pero no se asusten, caballeros, esto está puramente relacionado con la médula espinal). Se cree que esto se debe a varios factores, como la tensión muscular y la pérdida de líquido entre los discos vertebrales.
2. No subestimes la deshidratación
Si te subes a la báscula inmediatamente después de una maratón, lo más probable es que tengas menos peso después de haber sudado hasta 5 kg de agua en las horas previas.
Los maratones organizados cuentan con estaciones de hidratación a lo largo del recorrido, y deberías aprovecharlas al máximo. Mantenerse hidratado no solo reduce el riesgo de náuseas y desmayos, sino que también favorece la recuperación muscular a largo plazo.
3. Quemarás muchas calorías
Correr un maratón puede quemar hasta 3.500 calorías, dependiendo de tus características corporales, edad y forma física.
Por eso, los corredores que se disponen a correr largas distancias suelen cargar el cuerpo de carbohidratos la noche anterior. Mientras corres, tu cuerpo utiliza dos fuentes de energía principales para mantenerte en marcha: las grasas y los hidratos de carbono.
Estos últimos son fuentes de energía de acción rápida que el cuerpo no tarda demasiado en descomponer, razón por la cual los geles energéticos son una opción popular para reponer las reservas mientras corres.
4. Pero no te sorprendas si después no te apetece comer
¿Recuerdas el kilómetro 25, cuando lo único que te animaba a pasar los 17 siguientes era pensar en toda la comida que podrías ingerir una vez terminada la carrera?
No te sorprendas si lo último que quieres hacer en las horas siguientes es comer. La ciencia detrás de esto es el efecto que el ejercicio -específicamente, el ejercicio intenso- puede tener en nuestro cuerpo.
Se produce un enorme aumento del flujo sanguíneo al corazón y las piernas - y mientras nuestro cuerpo se concentra en eso, desactiva funciones menos esenciales, por ejemplo suprimiendo hormonas como la grelina - también conocida como la "hormona del hambre".
5. Y puede que tu sueño también se vaya por la ventana
Probablemente acabas de vivir una de las experiencias físicamente más agotadoras de tu vida, así que ¿por qué no puedes dormir?
Hay un par de razones para ello. Una: recuerda el subidón de adrenalina que sentiste al cruzar la línea de meta. Es un subidón importante, con un ritmo cardíaco elevado, un pico de endorfinas y un subidón de energía para combatir.
En segundo lugar, acabas de someter a tu cuerpo a una inmensa cantidad de estrés. El primero en responder es el cortisol, nuestra hormona de lucha o huida, que probablemente también esté por las nubes inmediatamente después de correr.
Por supuesto, el cuerpo de cada persona responde de forma diferente al desafío físico y mental que supone correr un maratón, pero si te cuesta conciliar el sueño, es posible que estos factores te ayuden a explicarlo.
6. Sangrar por los pezones y perder algunas uñas de los pies
Probablemente todos podemos prever que nos costará subir y bajar las escaleras durante los días posteriores a un maratón, pero ¿qué pasa con el sangrado de los pezones, las rozaduras en lugares que nunca pensaste que podrían rozar y la posible pérdida de las uñas de los pies?
7. La "tristeza del maratón" existe
Es posible que durante los próximos días, sobre todo si no has dormido bien, te sientas de mal humor. Se trata de una reacción completamente normal, ya que el cuerpo trabaja para regularse y alcanzar el estado previo al maratón.
¿La ciencia? Básicamente es un anticlímax. Si los últimos meses de tu vida han girado en torno a sesiones de entrenamiento semanales y a alimentar tu cuerpo para que te lleve a correr largas distancias, puedes imaginar que una parada repentina puede provocar una sensación de desplazamiento y falta de propósito.
Además, la enorme sensación de haber conseguido algo también te hace decaer. Una vez que se acaba el subidón, no es de extrañar que te sientas un poco deprimido.