El profesor Alberto Alemanno cree que las normas éticas del Parlamento Europeo no han conseguido atajar los riesgos de corrupción, pero que esto no perjudica la imagen de la Unión Europea en su conjunto.
Las últimas investigaciones centradas en el Parlamento Europeo, esta vez relacionadas con el gigante tecnológico chino Huawei, demuestran que el actual sistema de ética de la UE no es adecuado para el trabajo, según el experto en Derecho y Política de la UE, Alberto Alemanno.
En 2022, el Parlamento Europeo propuso un plan de acción de 14 puntos, a raíz de un escándalo de dinero por influencias. Sin embargo, todavía no se ha aplicado. En aquel momento, eurodiputados y asistentes estaban siendo investigados por aceptar, presuntamente, sobornos para actuar en interés de actores extranjeros como Qatar y Marruecos.
Esta semana, una vez más, investigadores belgas han registrado viviendas y la sede de Huawei en Bruselas, bajo la sospecha de que la empresa china pagó a eurodiputados para influir en la legislación del Parlamento Europeo. La compañía china niega haber cometido delito alguno.
Actualmente, la aplicación de las normas sobre grupos de presión está en manos del Parlamento Europeo y otras instituciones comunitarias, lo que básicamente significa que existe un sistema de autocontrol, señaló Alemanno en una entrevista concedida a 'Euronews'.
"Por diseño, el sistema no funciona y está diseñado para no funcionar, porque no hay incentivos políticos para que la persona que presida el Parlamento Europeo, que también es miembro de un partido político, haga cumplir esas normas. Si se hacen cumplir, también podrían hacerse cumplir contra su partido político, y creo que esto es realmente lo que explica por qué el actual sistema ético europeo no es adecuado para el trabajo", señalaba el profesor de Derecho de la UE en el HEC de París.
Según Alemanno, los eurodiputados y exeurodiputados pueden seguir ejerciendo el tráfico de influencias en el entorno actual. "A los del Parlamento Europeo de hoy en día se les sigue permitiendo tener trabajos paralelos y ser del Parlamento Europeo. También pueden ser abogados, pertenecer a grupos de presión, o ser defensores de diferentes tipos de causas en la sociedad que les ponen en una situación de conflicto de intereses", explicaba.
La reputación de la UE no está en peligro pese a los escándalos de corrupción
Alemanno culpa a los grandes partidos políticos de la UE de diluir la legislación. "El Parlamento decidió crear un órgano de ética, pero aún no funciona", indicaba. Sin embargo, a pesar de los repetidos escándalos de corrupción y transparencia, Alemanno no cree que la reputación de la UE esté en peligro.
"Es muy fácil calificar a la Unión Europea en su conjunto, como una organización muy corrupta. Sin embargo, en realidad, incluso estos escándalos demuestran lo contrario", declaraba. "La Unión Europea, en sí misma, no es una institución corrupta. Sin embargo, algunos de sus , muy pocos del Parlamento Europeo, que es una de las instituciones, se han prestado a un posible intento de corrupción", concluyó.