El estudio 'Estado del Odio: Estado LGTBI+ 2025' muestra un aumento del 6,8% al 16,3% en agresiones contra LGTBI+ en España, afectando a 812.000 personas en 2025.
El informe documenta que un 42,5% de las personas LGTBI+ en España (casi 2,9 millones) ha sido víctima de alguna situación de odio durante el último año. Esta violencia se manifiesta principalmente como discriminación (25,3%), acoso (16,4%) y agresiones físicas o verbales (16,3%).
La Federación Estatal LGTBI+ advierte que esta violencia sistemática "lejos de disminuir, se perpetúa a través de nuevas formas de discriminación", alimentada por "discursos de odio, polarización política y una respuesta institucional insuficiente".
La evolución de estos indicadores muestra una clara tendencia al alza: el análisis de los datos revela que ciertos factores aumentan la vulnerabilidad frente a estas situaciones. Tener entre 25 y 34 años, ser persona trans o tener bajos ingresos económicos son elementos que incrementan significativamente el riesgo. En el grupo de edad de 25 a 34 años, un 23,8% ha sufrido agresiones físicas o verbales, un 35,6% ha experimentado discriminación y un 28,2% ha sido víctima de acoso.
Entre las personas con menos recursos económicos, las cifras son igualmente preocupantes: las agresiones físicas llegan al 24,5%, la discriminación al 29,8% y el acoso al 21,1%.
Dónde ocurre la violencia
La calle continúa siendo el principal escenario de violencia, concentrando el 26,7% de las situaciones de acoso y el 35,3% de las agresiones físicas o verbales. Los centros educativos (16,8% de acoso y 16,9% de agresiones), el ámbito familiar (12,9% de acoso), el entorno laboral (11,5% de acoso y 8,5% de agresiones), los lugares de ocio (13,1% de agresiones) y el transporte público (10% de agresiones) completan este mapa de la inseguridad.
El informe también señala diferencias significativas entre entornos rurales y urbanos. En poblaciones de menos de 10.000 habitantes, el acoso (26,4%) y la violencia física o verbal (20,8%) presentan porcentajes más elevados que en zonas urbanas, donde la discriminación es ligeramente superior (29,1% frente al 22,2%).
El problema de la infradenuncia
A pesar de la gravedad de la situación, la infradenuncia sigue siendo un problema significativo. El 46,09% de las víctimas no acude a las autoridades, solo el 26,8% formaliza una denuncia y un 27,1% recurre a entidades LGTBI+.
Las principales razones para no denunciar incluyen la percepción de que "no servirá de nada", la "falta de pruebas" y el temor a no ser creído. Además, un tercio de quienes denuncian (33,3%) confiesa que el proceso resultó tan traumático como el propio incidente sufrido.
Esta desconfianza institucional se refleja también en la valoración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuya implicación considerada como "mucha o bastante" ha caído del 31,8% al 25,5% entre quienes han sufrido agresiones.
Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, advierte: "Estos datos no solo retratan una realidad insoportable, también señalan con claridad lo que está fallando. Sin recursos, sin formación obligatoria en derechos humanos y sin una legislación que se posicione contra los discursos de odio, seguiremos sumando víctimas".
La organización alerta sobre "una normalización alarmante del odio, amplificada por discursos políticos que legitiman la violencia simbólica y allanan el terreno para la violencia física", y reclama medidas urgentes para revertir esta tendencia.