Holanda, marzo de 2014.
PUBLICIDADHolanda, marzo de 2014. Campaña electoral europea:
“ ¿Queréis que haya más o menos marroquíes en esta ciudad y en Holanda?”, pregunta el líder ultraderechista Geert Wilders.
“Menos, menos, menos”, responden sus seguidores.
“Entonces, me ocuparé de ello”, sentencia Wilders ante los gritos de entusiasmo de sus partidarios.
Este exaltado diálogo ha sido condenado este viernes por la justicia holandesa. El juez Hendrik Steenhuis leyó el veredicto:culpable de incitar a la discriminación pero no al odio, y exculpado de pagar la multa de 5.000 euros que pedía la fiscalía. Un veredicto que Wilders recurrirá, como ha anunciado a través de un vídeo colgado en las redes sociales: “Tengo un mensaje para los jueces que me han condenado: “Están restringiendo la libertad de expresión de millones de holandeses y, por tanto, están condenando a todo el mundo. Ya nadie confía en ustedes. Pero, por suerte, la verdad y la libertad son más fuertes”.
Como una “locura” ha calificado el líder del Partido de la Libertad la sentencia, sin retractarse apenas tres meses antes de las elecciones parlamentarias en las que pretende liderar el próximo ejecutivo.
Three PVV hating judges declare that Moroccans are a race and convict me and half of the Netherlands.
Madness.
— Geert Wilders (@geertwilderspvv) 9 December 2016
El primer ministro holandés, Mark Rutte, ha reaccionado con contundencia al rechazar cualquier posible futuro acuerdo con el Partido de la Libertad mientras Wilders no se retracte de sus comentarios anti marroquíes.
Las encuestas sitúan al partido de extrema derecha de Wilders como el favorito, seguido de los liberales que forman la actual coalición gubernamental. Todo apunta a que se impondrá en las urnas el diálogo con quien defiende el cierre de fronteras, la salida de la UE y la vuelta al florín.